Primero que todo, debes saber que siempre es posible apoyar a quienes sufren alguno de estos problemas. Puedes preguntar y mostrarte interesado/a en lo que les sucede, además de ofrecer tu compañía, escuchar sin juzgar lo que sienten y guiarles a pedir ayuda profesional si fuera necesario.
Evita las frases como “tienes que estar bien”, “esto no es tan grave”, “tú no te puedes deprimir”, “pon de tu parte”, “es cosa de voluntad, tira para arriba”, “la depresión no existe” … Comentarios como estos, a pesar de ser bien intencionados, pueden resultar poco empáticos e invalidantes para la persona que está atravesando un cuadro de estrés, duelo, ansiedad o depresión; pueden ser interpretados como que no estamos tomando en cuenta la gravedad de lo que le sucede, que creemos que no está poniendo de su parte para estar mejor o que lo estamos culpando por sentirse mal.
No necesitas tener la solución o las palabras exactas. Lo más importante para la otra persona es que valides sus emociones, le hagas sentir acompañado/a y estés presente para brindar apoyo.