En la comunidad escolar es difícil empoderar a las estudiantes y hacerlas dueñas de su futuro. Está arraigada la falsa creencia de que ellas están determinadas biológicamente para ser peores en áreas STEM. Esto se genera en gran medida por estereotipos de género presentes desde la etapa escolar y pre-escolar.
A lo largo de la historia diversas teorías nos han hecho creer que los cerebros de hombres y mujeres son distintos (neurosexismo), y que por ello sus capacidades de aprendizaje estarían condicionadas, sin embargo, la evidencia científica en los últimos años ha mostrado que las diferencias cognitivas son mínimas y en caso de existir, pueden ser explicadas por sesgos culturales.